Grandes
cambios y transformaciones ha sufrido la Ciudad Natural de Pedro García en el
transcurrir de los años, uno de estos
acontecimientos, sin duda alguna que lo constituyó la Represa de Goyito, donde
se creó una poza privada pero que era disfrutada por todos, y que aún permanece
en la menoría de quienes en algún momento de sus vida se apagaron el calor, o
simplemente se gozaron en las cristalinas aguas de este paradisiaco lugar, el
cual hoy en día se encuentra sumido en el abandono y olvido de todos los que
pudiesen hacer algo por ella.
La presa de Goyito, ´´en el olvido de todos´´
Ciudad Natural, Pedro García.
Por. Jeudith Rodríguez.
En la década de los noventas surge una opción para los visitantes y
residentes de esta Ciudad Natural de Pedro García, nos referimos a una de las
grandes innovaciones para su época, una represa en pleno rio de Arroyo Prieto,
la cual fue una idea de su dueño, ubicada a escasos metros del centro urbano, se
encontraba una propiedad bordeada por el rio, donde vivía una familia, el rio
fue represado con un muro de cemento y
en el centro tenía una compuerta para
cuando hiciera crecida no se llevara ni llenara de arena la represa.
Muchas personas visitaban a esta ciudad en ese tiempo de gloria, donde las
fiestas, pleitos, angelitos, besos robados, amores, juegos, fotos, tragos,
comida, cuentos, chismes tuvieron una parte importante en la vida de quienes
fueron sus protagonistas y de quienes simplemente la pasaron bien, en las
frescas aguas.
Varios años de vigencia fueron suficientes, para que los dueños dejaran
el proyecto y se marcharan a residir a la ciudad de Santiago, al poco tiempo, vendieron la propiedad y el
nuevo dueño no se empeñó en darle mantenimiento, creando una especia de zoológico
privado pero que al poco tiempo también fue abandonado.
Este proyecto es público porque está en el rio, y el mismo pudiese ser rescatado
y convertirse en una muy buena fuente de ingresos para la economía local y el
turismo de montaña que nos caracteriza.
Solo el tiempo, el agua y la arena visitan y recuerdan una de nuestras más preciadas joyas como en su tiempo lo constituyó la repesa de Goyito, y quien sabe si quizás algún día alguien se empeñe en brindarle el color y esplendor que otrora años les caracterizo.
