Ámbar por la turística Luperón
Al cruzar las humildes comunidades de Palo Quemado y La Cumbre, a través de la carretera turística Luperón que comunica a Santiago y Puerto Plata, se aprecian las rúbricas que anuncian “Se vende Ámbar”. La también llamada “ventana dorada al pasado”, se ve en collares, pulseras, aretes y otras formas de joyería en nuestro país y el extranjero.
Por Isleny García.
La Cumbre.
Éste es el producto final de unos 130 millones de años, de inesperados descubrimientos y de la ardua labor de muchas personas que se entregan a la aventura que envuelve la minería de ésta resina fósil.
El ámbar dominicano, al igual que otras de América, proviene del árbol Hymenaea courbaril (algarrobo). En la zona Santiago-Puerto Plata el ámbar se extrae desde finales de la década de 1940 luego de un programa de explotación realizado por el geólogo italiano Renato Zoppis. Para ese entonces, la libra de ámbar pulido y cortado en piezas regulares se cotizaba a RD$ 75.00 en el mercado europeo.
En la actualidad, por lo general, los mineros se reúnen en brigadas de cinco a ocho personas, si la tierra a minar es una propiedad privada, llegan a acuerdo con el dueño y las ganancias que se produzcan son divididas en partes iguales. El caso anterior no se da si el lugar es de libre acceso o del Estado. Estas minas tienen sus características y peculiares historias:
La Toca
Es una de las más antiguas del área, ubicada en Los Cacaos, cerca de La Cumbre. Las tierras destinadas a la minería son del Estado. En la misma Cumbre se encuentra la Mina de Ramón (Los Brachos), siendo una de las más jóvenes tiene una historia particular.
Relata el propietario de las tierras, que hace unos 15 años mientras sacaba yuca en lo que era un conuco, encontró dos piezas de ámbar azul. A lo que no prestó mucha atención porque pensó que de seguro andaban sueltas por ahí. Pero la voz corrió y unos 150 hombres divididos en 30 brigadas se juntaron para probar suerte en la minería, momentos en los que Ramón Mencía, se encontraba minando en Pescado Bobo de Altamira. Ramón se mandó a buscar ya que el conuco estaba dejando buenas cosechas y no precisamente de yuca, sino de ámbar.
Hoy trabajan unos seis grupos de 5 a 6 personas cada uno. Explica su hijo Johnny que a una profundidad de unas seis varas (15-18 pies) hay mayor posibilidad de encontrar la resina, y éstos llegan a excavar túneles de hasta 40 varas.
La Búcara
Es una de las más productivas de la cordillera septentrional y está siendo explotada desde hace unos 60 años. Se encuentra ubicada en las cercanías de la comunidad de Palo Alto que se puede acceder tanto por Jacagua como por La Cumbre de Juan Veras (entrando por Palo Quemado). En sus momentos topes se lograban llenar almacenes completos en una semana, según Marcos Hilario, quien posee tierras en la zona minada.
Allí trabajan unas diez brigadas de ocho personas cada una. De lo que unas 100 familias dependen directamente de forma económica.
Proceso de extracción de la resina fósil
Para extraer el ámbar se utilizan picos, palas y pequeñas herramientas manuales para excavar unos túneles verticales de mediana profundidad que llegan al horizonte ambarífero. El techo es fortificado con madera con el fin de prevenir posibles derrumbes de la roca supra yacente. Todo con la iluminación de velas y linternas.
La resina obtenida se coloca en sacos y es transportada hasta la superficie, donde se completa la limpieza de cada pedazo.
Suelen ser la coloración (azul, verde, roja, amarilla), transparencia, tamaño, inclusiones, fisuras internas, dureza y fósiles (insectos y vegetales). En orden cronológico la recolección y comercialización comprende: brigadas, dueño de mina, compradores, factorías y las tiendas. Los precios oscilan entre los 5,000 y 80,000 pesos por libra, siendo el ámbar azul y los fósiles los más costosos.