viernes, 23 de abril de 2010

LA CRÓNICA.

CON PROTESTAS Y PROMESAS PEDRO GARCÍA RECIBIÓ LA ALIANZA.
por. Jeudith Rodríguez


Con motivo de celebrarse el próximo 16 de mayo, la escogencia de las nuevas autoridades congresuales y municipales, pedro García fu el escenario de la caravana del triunfo encabezada por el actual alcalde y candidato a la misma posición José Enrique Sued y el presidente de la cámara de diputados y candidato a senador por la provincia de santiago, Julio Cesar Valentín y los demás candidatos de la circunscripción uno, la actividad de los reformistas y peledeistas inicio con dos horas de retrazo y con múltiple algarabía y protesta por oponentes partidistas.

A ritmo de Raúl Martínez ta, ta, Raúl Martínez ta, ta, despertó la ciudad de Pedro García, el domingo 18 cuando un disco Light estremecía los tiempos de los residentes de la ciudad natural.

Pasado las 9:30 de la maña se podían ver las guaguas repletas de personas que parecían sacadas de ninguna parte y el revoloteo de las banderas mas felices del mundo, mientras algunos bostezaban otros se pegaban de una presidente y se daban un trago largo mostrando al mundo su felicidad y orgullo de buenos bebedores.

Los reformistas con más animo que nunca bordearon la calle principal, cuando de repente una señora palidecida se tomaba una malta morena que se le cayó cuando gritó evidentemente emocionada ahí vienen ahí vienen.

Hacia su entrada en un jeep color negro el amisto alcalde con una chacabana de color rosado riéndose a carcajada al tiempo relanzar gorras rojas con el pico morao, y acompañado del regidor Niño Domínguez que también saludaba con evidente entusiasmo a sus seguidores.

En su trayecto se encontraron con un grupo de oponente partidistas que portando pancartas lo invitaban a leerlas, las cuales decía de un supuesto dinero que le donaron a la iglesia y nunca lo recibieron “ellos le decían que usted lo envió y no llegaron” esto no fue obstáculo para la marcha al momento que Niño hacia unas señas con las manos que los trancaría.

Al llegar al parque los simpatizantes creyeron que era una piñata y le cayeron encima para saludarlos, al tiempo que un seguridad decía con calma señores con calma.

Mientras José Enrique Sued subía la escalinata de la tarima una sudorosa morena con una ponchera a la cabeza llena de pastelitos voceaba y patrocinaba sus productos, rápidamente un reperpero interrumpió todo, era nada más y nada menos que la llegada del candidato a senador Julio Cesar Valentín.

Ya en tarima y luego de mucho bla bla bla bla, promesas, mentiras y verdades, entre Valentín y José Enrique se robaron la atención de pospresentes muchos de los cuales se desmayaron antes de finalizar el evento por el fuerte calor y la palidez indicadora del hambre que se le notaba en la cara.


El camión en el cual el cabildo recoge los desechos sólidos estaba de gala al portar varias cajas plásticas muy elegantes y delicadas repletas de comida que al finalizar el ultimo discurso de Valentín que al bajar de la tarima lo esperaban una jauría de chicas para saludarlos y otros con sus respectivos sobre en blanco para solicitarles alguna ayuda.

Todo conducía a un solo lugar en donde estaba el moro negro con carne, una voz gritaba denme dos platos que tengo hambre y tengo que irme, era Valentín que entre la multitud hambrienta se abrió paso para retirar su comida que gustosamente les entregaron

Mientras los simpatizantes incautos comían desenfrenados y en un hacinamiento total próximos al parque, José Enrique y sus secuaces disfrutaban de un exquisito buffet en una casa de campo del Piñón.

Valentín se comió sus comida y a paso de vencedores emprendió la marcha hacia otra actividad proselitista y como de costumbre dejaron el parque embarrao de letreros pegados y la sórdida conciencia de un pueblo que lo escucho todo pero que poca cosa recibirá por que las promesas de campañas se quedan en las caravanas.

domingo, 18 de abril de 2010

EDITORIAL.


Lo lamentable del caso es el crecimiento del narcotráfico que con todo y súper tucanos, radales y demás, cada día esta más descontrolada y activa en nuestra sociedad.

Esta semana como de costumbre se ha puesto de manifiesto  la inseguridad ciudadana, que es un problema que cada vez se complejiza más, pues es producto de la incapacidad del Estado para enfrentarlo; el caótico crecimiento de los centros urbanos y la errada concepción y estructuración de los sistemas de seguridad creados para garantizar, precisamente, la seguridad de los ciudadanos.
No se trata de algo nuevo. Desde fines de la década de 1980 todos los gobiernos que han pasado por el gobierno central dominicano han intentado, infructuosamente, aplicar planes para enfrentar el problema  de la inseguridad ciudadana. Los esfuerzos realizados por la policía nacional, barrio seguro, la DNCD, la marina y todos los cuerpos de seguridad del estado los cuales han sido en vano por el poco seguimiento y respeto a estas iniciativas.
Lo lamentable del caso es que con la implementación de barrio seguro, los problema siguen incluso peor que antes, precisamente por el crecimiento de la población y con ella de la pobreza extrema, la existencia de populosas concentraciones humanas sin resguardo policial, los problemas de la pobreza, la desestructuración de la familia, así como la cada vez más sofisticadas  organizaciones criminales que operan en el país, muchas de las cuales tienen importantes nexos con bandas de otras naciones.
Lo lamentable del caso es el crecimiento del narcotráfico que con todo y súper tucanos, radales y demás, cada día esta más descontrolada y activa en nuestra sociedad. Y es la base de una serie de actividades delictivas que hacen que la seguridad del espacio público y privado se deteriore, y esto trae como consecuencia más y más violencia.
En líneas generales el gobierno dominicano junto a todas las instituciones encargadas de velar por la protección deberían realizar una cumbre que conlleve a la búsqueda de soluciones, las cuales sean tangibles y palpables para toda la ciudadanía esa misma que esta harta de pagar impuestos, recibir bajos salarios y de tener que soportar la eterna politiquería en que nos han sumergido.