domingo, 6 de junio de 2010

I de II, -LA VIOLENCIA SOCIAL-


LA VIOLENCIA SOCIAL

Por Norberto Taveras.

    Mis muy queridos amigos, la violencia social sacude toda la sociedad dominicana de nuestro tiempo. Atracos a mano armada, violaciones sexuales, violencia intrafamiliar, narcotráfico, crímenes y asaltos, entre otros males, se suceden más a menudo en nuestro país. Y dos cuestionantes son claves en esa sombría encrucijada: 1.Cuáles son las causas de esa violencia? Y 2) ¿Qué estamos haciendo para solucionar el problema?

   Antes que todo, es bueno advertir, que toda Latinoamérica esta sumergida en el auge de la violencia social en todas sus expresiones. Esto nos indica claramente que no se trata solo de un problema particular de la Rep. Dom. Sino, del resto del continente, y esto no quita, sin embargo, que nuestras autoridades aumenten el nivel de preocupación y lucha que se debe tener contra este mal.

     Varios años han pasado desde que nuestro país, gracias a la mala política económica de los gobiernos de turno, decidiera acogerse a los llamados ajustes económicos del Fondo Monetario Internacional (FMI). La producción básica como por ejemplo, caña de azúcar, café, y cacao, dejaron de tener trascendencia, y en su lugar se le ha dado importancia a las remesas, zonas francas y el turismo. O sea, que la economía de productos, fue llevada violentamente a ser una economía de servicios.

    Los resultados de la destrucción de la estructura económica de la nación no se hicieron esperar. Cientos de miles de dominicanos se sumergieron en miseria espantosa al perder sus puestos de trabajo, otros miles se marcharon en yola hacia el exterior en busca de un horizonte mas seguro. Todo esto a la par con la pérdida del valor moral y el sentido ético de muchos hombres y mujeres.

     Aunque en aquellos tiempos es verdad que hubo sus grandes ricos, no es menos cierto que la población se empobreció aun más. Valores importantísimos caminaron hacia su destrucción a la par con el auge de la criminalidad, la drogadicción, las pandillas juveniles, las violaciones, que se suscitaron durante estos años de destrucción económica y social.

     En fin, desesperanza, carencia de horizontes y perspectivas fueron el denominador común que ocupó el espíritu de los dominicanos. Los barrios y ciudades se convirtieron en masas de hombres y mujeres frustrados, alienados y con una falta de humanismo propio del momento  social que se vivía. En aquella época, y tal como acontece hoy en día, muchos hombres y mujeres ante la falta de trabajo, hicieron y hacen del delito, un medio de sustento.

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