jueves, 6 de enero de 2011


 

La vieja Belén.

‘‘La fantasía de los niños menos favorecido, que se convierte en una frustración eterna’’
Pedro García, Ciudad Natural.
Por. Jeudith Rodriguez.

La Vieja belén era el pretexto para el padre pobre darse tiempo para buscar algún dinero y regalar algo a sus hijos. Y como un espejismo en el desierto, la tradición mantuvo viva su llama de esperanzas infantiles durante mucho, muchísimo tiempo. Desapareció junto con la sociedad romántica y tradicionista que la acuñó y mantuvo. Hoy, durante los días incrédulos de la etapa consumista ¿Para qué hablar de Viejitas Belén, de Niño Jesús y de los tres Reyes Magos de Oriente? Si para la mayoría de los niños esto es solo una utopía, dificilísima de creer.

Por remota que sea la población o por pobre que sea la familia, ya todo niño esta consciente de que si sus padres no desembolsan el dinero los juguetes nunca llegaran hasta ello, recuerdo yo cuando me invadía la fantasía de ver esos benditos reyes magos y en una ocasión con un tamaño considerable me puse como loco a buscar unos ramos de una matas blanca que habían en frente de mi casa en el rio específicamente y puse un vaso de agua debajo de la cama, obvio esperando el regalo que al otro día me dejaría los reyes magos un regalo que hasta el sol de hoy estoy esperando.
Pero la realidad es que aunque se nos crean estas expectativas y esperanzas, sólo unos pocos podrán satisfacerlas. La mayoría tendrá que conformarse, con el consiguiente nivel de frustración, con lo que le pueden permitir sus particularidades posibilidades, siempre menores a lo deseado y a las expectativas creadas.

La tradición de entregar y recibir algún presente en el período comprendido entre el año que termina y el que comienza, ha sufrido en este mundo globalizado influencias que tienden a modificarla. Pero también encontramos una resistencia a favor de la permanencia de los usos y costumbres propios.

Desde hace algunos años el Niño Jesús, que era el encargado de traer la alegría en forma de regalos en todas las capas sociales del país, comenzó a tener una fuerte competencia en los Reyes Magos. La disputa sobre quién traía los regalos, cuándo y dónde, se resolvió mediante una distribución territorial de competencias: el Niño Jesús en algunas regiones del país la noche del 24 de diciembre y los Reyes en otras, en la noche del 5 de enero.

Pero ese acuerdo prontamente es violentado. Santa Claus, Papá Noel, San Nicolás, o simplemente Santa, incursiona con su trineo en la distribución de regalos y juguetes y escoge el día de los Reyes para traerlos. Y cada día está teniendo una mayor presencia. Inicialmente sólo era esperado en los hogares de las capas sociales altas, pero ahora se ha extendido a los de sectores medios y bajos. Además de haber desplazado en muchos ámbitos sociales al Niño Jesús y a los Santos Reyes, ha impuesto una Navidad con nieve y trineo en un lugar donde en invierno lo que hace es menos calor y el burro es más representativo que el reno.

Mientras el ámbito ampliamente democrático del Niño Jesús tuvo que ser reducido y compartido con los Reyes, Santa gana terreno cada vez con mayor amplitud, no solamente en las capas sociales superiores. A través de los medios de comunicación se expande hacia sectores populares, por lo que en la actualidad Santa es esperado, y hasta parece que llega con cierta frecuencia, en viviendas de las zonas marginales.

En este batallar por espacios territoriales y sociales respecto a quién trae qué y a quién, la Vieja Belén permanece como la última oportunidad de los menos favorecidos. Es la esperanza de niños y mayores que fueron olvidados por el Niño Jesús, los Reyes y Santa. Es la encargada de traer algún presente a los olvidados y excluidos, que en muchos de los casos es maldecida por que nunca llega ni deja nada para los que depositan toda su confianza en ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sea lo mas explicito y respetuoso posible Gracias